Paciente caligrafía
La lectura de este libro depara una inquietud insospechada. Una tensión que no se resuelve nunca se propaga de un poema al otro hasta instalarse finalmente en el ánimo crispado del lector. Y esto es así porque al leer nos preguntamos ¿de dónde emanan estos poemas? ¿Qué consciencia singular opta por la mención de lugares precisos de la cuidad para pasar de inmediato a una interrogación de tintes metafísicos? ¿Quién frecuenta las cumbres más altas de la cultura sin dejar de sentir como propias las protestas que inspira la miseria? ¿Qué clase de yo lírico es éste que pasa del leve anacronismo y del eufemismo desconcertante al uso crudo de la lengua más viva de la calle? Lengua extrañada; lengua que parece traducida y a la vez deja entrever la ingeniería verbal que está en el aire es la que se usa para dar lugar a la palabra del que, acaso para conjurar (o profundizar) el extrañamiento de vivir, se pregunta:
¿en qué lugar del
infinito se modifica
la razón/ la risa libre
el origen
tu pelo verde/ tus senos imparciales
el poema?
¿quizá en la paciente caligrafía de la llovizna simple
que se interroga en la esquina desnuda?