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Raros e inadaptados, lecturas de antipedagogía spinozista, de Guillermo Ricca

Guillermo Ricca, en el XVIII Coloquio Internacional Spinoza.

Guillermo Ricca acaba de publicar Raros e inadaptados, lecturas de antipedagogía spinozista en la colección Radiografías de Cartografías.  Se trata del segundo libro de divulgación filosófica que publica en la editorial, después de Manual para naufragios (2020).

En la contratapa del libro, Diego Tatián propone una lectura de este libro, que considera hermoso para todas las personas que hayan transitado alguna vez las instituciones educativas. En un tramo de su texto, escribe: «Por su modo de exploración del mundo, pero también por una escritura que no pide permiso ni paga diezmos, Raros e inadaptados es un libro concebido bajo esa inspiración spinozista mayor que es -en el doble sentido del genitivo- la libertad de pensamiento (¿acaso es posible una cosa sin la otra?), siempre en las antípodas de la educación como «modelo adaptativo a la injusticia que pregona una actitud positiva ante el derrumbe del mundo». Un libro hermoso que quienquiera haya transitado alguna vez las instituciones educativas quisiera leer y haber leído».

Su autor, Guillermo Ricca, en este escrito que compartimos reflexiona acerca de cuál fue la génesis del libro, los motivos por los que considera importante que circule, se comparta y debata en la comunidad lectora de esta época.

Raros e inadaptados, de Guillermo Ricca.
Raros e inadaptados, de Guillermo Ricca.

«Empecé a escribir Raros e inadaptados, lecturas de antipedagogía spinozista durante la pandemia. En ese tiempo mi hija era adolescente y atravesaba una crisis escolar, como muches otres adolescentes en su misma situación. Con mi grupo de investigación de la universidad estábamos en una conversa virtual sobre los mismos temas o similares: el acto de educar en el contexto del neoliberalismo. También venía de indagar en el sentido de una palabra que Spinoza utiliza en su filosofía, una palabra rara, difícil de traducir: obsequium. Esa palabra, según el contexto, puede significar don, obsequio o, también, obsecuencia, obediencia. Recordemos que, para Spinoza, el deseo, que es la esencia misma de lo humano, siempre es reclutado por causas externas. No hay deseos propios. Por tanto, el obsequium es consentimiento o resistencia a dar ese consentimiento».

«Me puse a buscar ficciones literarias en las que les estudiantes no cedían fácilmente al reclutamiento escolar. Para mi sorpresa encontré, en novelas y cuentos de aprendizaje, mucho material para eso que me proponía pensar».

«Como dice Deleuze, hay lo que “fuerza a pensar”. No siempre seguimos ese impulso. La mayor parte del tiempo el pensamiento discurre en las bajezas propias de la idiocia que circula: repetimos frases hechas, somos hablados por clisés que repetimos de manera poco reflexiva. Aquello que fuerza a pensar, cuando nos fuerza, hace que las bibliotecas se quemen. Entonces, salimos a buscar otras».

«Las ficciones sobre estudiantes ‘raros e inadaptados’ que encontré en esa búsqueda interrogan en torno a la médula de la filosofía de Spinoza: la libertad de pensar y de hablar, como potencia del pensamiento, inmanente, como filosofía práctica, como forma de vivir. Esa forma de vivir que sería la forma propiamente humana de hacerlo se encuentra asediada en esas ficciones que leí, por amenazas de todo tipo: el odio del síntoma, el rechazo de la singularidad y de la rareza—todes somos rares—la identificación al ideal, sin mediaciones, la norma social como discurso Amo, entre otras».

«Este cuadro de problemas desafía al pedagogismo, en tanto ideología, a saber: que se puede enseñar un contenido atendiendo sólo a las formas de hacerlo y sin tener ningún tipo de perturbación real con una disciplina o con un problema que interpela al saber. En otras palabras, el pedagogismo se protege, se inmuniza de quedar expuesto a eso que Pier Paolo Passolini, en su poema Las cenizas de Gramsci, nombra como ‘la desesperada pasión de estar en el mundo’”.

«En esa inmunización, aquello que muere, inevitablemente, es la educación misma en tanto posibilidad de que alguien sea tocado por una verdad, capaz de causar un desvío en su destino, preanunciado por el discurso de la época que propone la tachadura del otro, para imponer un mandato al goce desregulado en el que, cualquier verdad, es mera opinión entre opiniones».

«Para la filosofía, desde Platón hasta Spinoza y, me animaría a decir, hasta los resabios de la contracultura fallida del post 68, educar es corromper a los jóvenes. Es decir: tratar de sustraerlos del discurso que busca convertirnos en cosas entre las cosas. Despojados de toda rareza, limados para funcionar al compás del desastre y gozando en el mismo derrumbe del mundo».

Para agendar: Presentación del libro Raros e inadaptados, de Guillermo Ricca. El viernes 9 de agosto a las 20 en Tintorería japonesa (Constitución 947, Río Cuarto). Presentan Dana Botti y Diego Tatián, junto al autor y editores de Editorial Cartografías. Libre y gratuita, como la educación pública. ¡Lxs esperamxs!

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