Aparatos
En este libro prima cierta compasión femenina, instantáneas donde las personas se revelan explicables. Los nombres propios no perduran en el tiempo. No lo soportan, aunque la sensación de existir para narrar vuelva la experiencia un acto dulce.
El lenguaje de Barbero es un horizonte visto siempre desde una misma ventana; el poema una pequeña arquitectura donde caben algunos recuerdos. Un umbral donde celebrar que algo ardió una vez y que ese fuego quema débil todavía.
Martín Legón