Caminar por la vida y otros poemas
De Pedro aprendimos que el poeta es obrero. Que al poema se lo espera en el semáforo, de reparto, y en el pasto que se corta en una casa de country. Que la desigualdad se denuncia, no se resiente. Que la ternura es siempre. Que la soledad puede ser una cocina iluminada, luminosa. Que «la noche es una hoja tierna». Así de sencillo, como su poesía. De Pedro aprendimos que el medio tinto es un refugio y que la pobreza mata.
«Amigo poeta/ nuestro problema es el cimiento/ no los pisos/ no los techos/ no los azulejos/ pronto/ una mar subirá/ vocalizará el viento/ la igualdad/ la vela/ por consiguiente/ pisaremos la misma vereda/ la misma esquina…»
Diego Formía