Círculo de fuego

Demonios. No existieron hasta que cayó el cielo del cielo el ángel más luminoso. Es uno solo pero puede multiplicarse, desaparecer, tomar las formas más inauditas, atravesar muros, viajar a la velocidad de la luz, robarle el fuego a los hombres, crear las más fabulosas mentiras. Todo eso puede hacer y más, porque es un ángel caído. Ronda entre la humanidad y atrapa las mentes que le son propicias. Las armas silenciosas con las que trabaja y se adhiere a ellas: la envidia, los celos y el miedo. El cebo predilecto: la ambición de Poder. Su más íntimo placer: las guerras, el sufrimiento, la locura, el dolor humano. Pero pesar de todo los demonios, tan bien descriptos por Eda en Círculo de fuego, no tienen historia, hundidos en sus despreciables atributos. Existen solo en la mente de los que los imaginan; los que los construyen con inconsciente paciencia para su propia destrucción. Si observamos bien a cada uno de ellos, veremos que son emanaciones de un solo innombrable; nos daremos cuenta de que en sí, constituyen nada más que el humo que se fuma del gran círculo de fuego creado para protegerse, por un humano desterrado de su propia divinidad

María Echave