Hasta esa orilla, de Pablo Rosales

de Pablo Rosales

En Hasta esa orilla, lo melancólico antes que un tema persistente (aunque también lo sea) constituye, en principio, una posición ante el mundo que se traduce en un vínculo con el lenguaje.

Pablo Rosales escribe como si recordara, siempre. Incluso lo inmediato, lo cercano, lo presente. Escribe para capturar lo que sucede (lo que le sucede), con la intención de preservar las huellas de un acontecimiento efímero o el trazo fugaz de un recuerdo. Así, lo perecedero, lo momentáneo se torna una experiencia única, irreductible. Escribe para que hagamos, de esa experiencia suya, un asunto propio, un avatar de nuestra memoria.

  • Edición: 2023
  • Páginas: 80
  • ISBN: 978-987-1685-78-3
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Descripción

Una traducción rauda al castellano del término alemán stimmung lo equipara a «ánimo». Sin embar- go, cuando de poesía hablamos, esa palabra no designa una emoción virulenta que afecta pasajera- mente al poeta; refiere, más bien, la tonalidad que articula sus poemas. Tal vez, el tono, el ánimo, el stimmung que unifica este libro consista en la «melancolía».

En Hasta esa orilla, lo melancólico antes que un tema persistente (aunque también lo sea) constituye, en principio, una posición ante el mundo que se traduce en un vínculo con el lenguaje.

Pablo Rosales escribe como si recordara, siempre. Incluso lo inmediato, lo cercano, lo presente. Escribe para capturar lo que sucede (lo que le sucede), con la intención de preservar las huellas de un acontecimiento efímero o el trazo fugaz de un recuerdo. Así, lo perecedero, lo momentáneo se torna una experiencia única, irreductible. Escribe para que hagamos, de esa experiencia suya, un asunto propio, un avatar de nuestra memoria.

Y lo hace mediante el uso eficaz de los procedimientos tradicionalmente afines al discurso poético, esos que alejan al lenguaje de sus funciones instrumentales, de su labor didáctica y comunicativa: en sus evocaciones cadenciosas, las alusiones, las analogías y las imágenes se tornan el soporte de epifanías nítidas y conmovedoras.

Los poemas de Hasta esa orilla cortejan ese borde donde asoma lo inefable: lo que las palabras señalan sin nombrar plenamente, lo que se pierde y es necesario preservar del olvido y la indiferencia.