El 12 de enero pasado murió Carlos Pereiro, escritor y editor de gran trayectoria que llevó adelante por casi cuarenta años “Ediciones Del Dock”. En este espacio queremos rendirle un homenaje y para eso convocamos al colega y amigo de Alejandro Cesario, que escribió este texto para compartir con la comunidad de Cartografías.

Murió Carlos Pereiro.

Murió Carlos Pereiro.

«Hoy soy un poquito más hincha de Racing y de Dock Sud», por Alejandro Cesario.

Lo primero que quisiera decirle a Carlos es: ¡GRACIAS!!!!

A Carlos lo conocí en su departamento, donde también funcionaba la maravillosa editorial Ediciones del Dock. Yo le había enviado un poemario con la intención de publicarlo en la editorial que admiraba profundamente. Recuerdo que, cuando entré, vi que tanto en las bibliotecas como en piso había libros: estaban por todos lados, eso era algo mágico. También me llamó la atención un cuadro del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, a quien él admiraba, al igual que Mario Vargas Llosa (sobre todo, por sus primeros libros). Ese día, al irme, me regaló la primera edición de Crawl, de Viel Temperley, que él había editado. Un tesoro que no sale de mi biblioteca.

Resalto este gesto para recordar la generosidad que tenía Carlos, una persona que siempre se fijaba en el otro, su mirada estaba puesta ahí, en los demás. Si uno lee sus novelas o cuentos (recomiendo hacerlo, porque Carlos además de ser un gran editor era un escritor muy, muy valioso, de una extrema y profunda sensibilidad) verá que las historias narradas están ahí, en algún rincón de la ciudad. Carlos era un auténtico porteño, lo escuché cantar tangos y lo hacía muy bien -entre tantas cosas, compartíamos el gusto por Astor Piazzolla.

Nuestra amistad siguió hasta sus últimos días: nos veíamos muy seguido, íbamos a comer (a la vuelta de su casa) al bodegón del gallego, como le decíamos; lo hacíamos los dos solos o junto con otros poetas. Eran almuerzos largos, siempre acompañados de varios vinos y de charlas y charlas… Los momentos compartidos fueron muchos, tal vez, ese sea el bálsamo con lo que calmo un poco el dolor de su ausencia.

Carlos, como te dije la última vez que hablamos, además de invitarte nuevamente a casa y decirte que el whisky escocés te estaba esperando, te quiero mucho.

Carlos Pereiro, junto a poetas.

Carlos Pereiro, junto a poetas.

Tuvimos en casa un almuerzo (generalmente Mel, mi señora, le preparaba rabas, algo que a Carlos le encantaba. Ese día hicimos otro menú, pero la alegría de vernos fue enorme (creo que en mi interior algo intuía), aunque la esperanza que siempre llevo me hacía negar eso. El almuerzo fue de siete horas, junto a grandes poetas y editores: Javier Magistris, Claudio Lomenzo, Griselda García, Mel y mis hijos.

Se nos fue una persona maravillosa, de las buenas, de las que no pasaron desapercibidas, de las que dejaron una huella, una huella a la que siempre voy a volver, porque Carlos, además de ser editor, escritor, era una persona de una honestidad abisal. Para él, como me dijo una vez, la amistad es sagrada. Doy fe de eso.

Dejo un poema de ese último encuentro, en homenaje a Carlos Pereiro y a todos los que compartimos ese almuerzo, ya que nos une la hermandad de ese momento, de ese instante, de ese tris que siempre llevaremos en nuestras almas.

Último encuentro

A Carlos Pereiro
Javier Magistris, Claudio LoMenzo y Griselda García
Mel, Ulises y Matilda

Restos sobre el mantel.
Botellas de vino vacías,
whisky escocés.

Visajes y palabras
pierden equilibrio.

Es domingo
y la tarde nunca termina.