Cerca de nada

Como en el hermoso gesto de quien nos regala lo inesperado, Alejandro Schmidt nos trae con Cerca de nada, un nuevo poemario, una ofrenda en la que encontramos lo más bello del lenguaje. Ríos de imágenes sorprendentes surcan sus páginas para decirnos del dolor, de lo que ya no está, lo que se ha ido para siempre, el paso del tiempo y de la vida propia y ajena. Lo cotidiano y lo extraño se conjugan en la poesía de Alejandro Schmidt, pero con Cerca de nada, a diferencia de libros anteriores, ingresa una dimensión cósmica a la vez que la lengua se expande en sus posibilidades. Nos lleva al encuentro de lo imaginario y de lo sentido, del sentido y de la belleza.

Conocí que el cuerpo era un hábito

cuando mi hermana salió por la chimenea del crematorio

y se mezcló con gas

de las estrellas

 

Conocí una piedra que se transformó en niño

y nadie se dio cuenta

 

Queda mucho por conocer

Está todo allá

y allá

amontonado como un tigre

 

En la casa de la necesidad

conocí a un hombre

que esperaba el cielo.

 

María del Carmen Marengo

Animales poco útiles

Animales poco útiles funciona como un “archivo de sentimientos”, como un pequeño catálogo de emociones que se construye a partir del trauma; un
idiosincrásico “mapa afectivo” que devela el territorio de una demolición que resulta inadvertida: “De tanto guardar las formas/ una termina por volverse indiscernible”.
Pese a su carácter singular, el trabajo de Malgieri nos devuelve una experiencia frecuente, si se quiere universal: la memoria de una ruptura amorosa que se repite, el desarraigo del cobijo materno, el doloroso abandono de la casa que posibilita que una misma —la voz marica que se expresa en el poema—, pueda habitar alguna otra imagen deseada de sí.
Eduardo Mattio
Gastón Malgieri (Mar del Plata, 1977). Es escritor y fotógrafo. Ha publicado Furia Garaje (Editorial Martín, 2000) en colaboración con Victoria Rodríguez Winiarsky, Estrim y Out
(Ediciones Independientes, 2008) junto al escritor Diego Labra, Porfía (Editorial Dársena 3, 2009), Mediopelo Sidecar (Difusión Alterna, 2010) y Transversos (Atarraya Cartonera -Puerto Rico, 2010). Como fotógrafo, su trabajo está abocado al ámbito de las artes escénicas y al dictado de seminarios: www.fotobruta.com.ar.

Para inutilidad pública / Para inutilidade pública

Para inutilidade publica reúne la producción del brasileño Rafael Walter hasta 2017. Su poesía es hija de la de Paulo Leminski, alude a detalles precisos y concretos del entorno, mira la realidad social y política de su pueblo, sostiene un humanismo en tiempos de cambio y desidia. Sin lugar a duda, es un exponente de la nueva poesía de Paraná. En este volumen se suceden tres libros que recorren la estética del poeta curitibano en su totalidad: Palavra sem teto (2010), Poemas à revelia (2015) y Detritos e destroços (2017). La selección fue realizada por este joven profesor egresado de la Universidad Federal do Paraná, docente de escuela media, estudiante de maestría, especialista en Alejandra Pizarnik y militante de las ideas de Lula Da Silva.

Nicolás Ghigonetto

Círculo de fuego

Demonios. No existieron hasta que cayó el cielo del cielo el ángel más luminoso. Es uno solo pero puede multiplicarse, desaparecer, tomar las formas más inauditas, atravesar muros, viajar a la velocidad de la luz, robarle el fuego a los hombres, crear las más fabulosas mentiras. Todo eso puede hacer y más, porque es un ángel caído. Ronda entre la humanidad y atrapa las mentes que le son propicias (…)

Aparatos

En este libro prima cierta compasión femenina, instantáneas donde las personas se revelan explicables. Los nombres propios no perduran en el tiempo. No lo soportan, aunque la sensación de existir para narrar vuelva la experiencia un acto dulce.

El lenguaje de Barbero es un horizonte visto siempre desde una misma ventana; el poema una pequeña arquitectura donde caben algunos recuerdos. Un umbral donde celebrar que algo ardió una vez y que ese fuego quema débil todavía.

Martín Legón

La joroba del Edén

Estamos en el origen, y el origen es un paraíso y lleva el nombre del Edén. Podría ser esto el hilo de Ariadna que Teseo, el lector, lleve en la mano para no perderse en el laberinto de los siete cuentos que componen este volumen. Pero quizá el asunto sea también este: dicho volumen no es la consistencia que cobra una materia respecto de cierta cantidad acumulada, sino que consistencia aquí equivale a un concepto que se revela una vez realizada una sutil maniobra: son siete cuentos montados sobre un solo y único detalle: La joroba. ¿Qué es esto? el lector puede sospechar: ¿acaso Teseo dispondrá de la madeja pero asimismo irá perdiéndola a medida que consiga internarse en la casa narrativa de Jozami? Hay un cuento, de hecho, sobre la sospecha. Sobre esa clase de género donde la tensión y la intriga tiran los hilos del  argumento hasta entregar claves que develen dosificadamente la causa de dicha sospecha o su acabamiento implacable: quién perpetrará el crimen, o la serie de crímenes, y porqué. Ahí se ve paradito, sin duda, el género policial con todas sus luces clásicas, pero el autor no se queda cómodo y jugará su apuesta probando con una inversión: el criminal es presentado de entrada sin que este dato suprima la tensión inherente a la historia. Otra clave: puede insinuarse un pedido tácito, secreto, en esa joroba. Que el lector emule a un jorobado e ingrese al volumen -como a una casa o un laberinto- agachado, como si en esa oblicuidad o contorsión del cuerpo estuviera la forma en que se logra captar el quid de estos cuentos, la materia que los une. Y entonces cada lector avanza mirando hacia el suelo, notando el sopor de los pasos y asiste a un universo de detalles: gestos y objetos múltiples, más o menos cotidianos. Son personajes, todos, por lo demás de carne y hueso que se mueven o parecen moverse como si fueran de carne y hueso. Sin embargo a la menor distracción el autor nos cambia las reglas, y resulta que pronto el secreto se revela transformado: habíamos estado con ángeles o con muertos, o sosteniendo una conversación en un presente dislocado, inclinado gravemente hacia el pasado, o armando la biografía de solo un trozo de nuestro cuerpo. Jozami juega de tal modo con el paraíso de los géneros, pero les ve su joroba y se monta sobre ella para mirar el mundo y ofrecérnoslo en sus diversas sombras.

Gabriel Pantoja

Memorias de la inocencia, y otras trampas

“Episodios, fragmentos, secuencias que la memoria ilumina con una luz azul cenital que los rescata de la oscuridad general sólo por momento. Chisporroteos que ni siquiera consiguen una ilusión de continuidad, mínimos vislumbres de un recorrido que, si bien me trajo desde aquel entonces hasta el yo donde estoy ahora, podría decirse que me trajo a ciegas durante casi todo el camino”

Oscar Tomás Aimar

Los fantasmas y los niños

“En voz baja, como quien habla consigo mismo o con un cómplice, los personajes de María del Carmen Marengo cuentan fragmentos de su propia experiencia para entenderla, para compartirla con los que sufren sin siquiera el consuelo de saber por qué (…)” Leopoldo Brizuela

Marengo es Licenciada en Letras Modernas por la Universidad Nacional de Córdoba, donde se desempeña como profesora. Con una extensa trayectoria, publicó los libros de poesía El fuego invisible (2001), El camino de los ángeles (2003), El libro de los jardines y los abismos (2007), La vida numerosa (2014), la nouvelle El legado (2010) y los ensayos Curiosos habitantes. La obra de Bustos Domecq y B. Suárez Lynch como discusión estética y cultural (2014) y Geografías de la poesía. Representación del espacio y formación del campo de la poesía argentina en la década del cincuenta (2006).

 

La máquina gigante

“No es sólo su mirada de engañosa inocencia lo que distingue a Molayoli de tantos de sus contemporáneos. El otro factor es su escritura, que es simple y directa y por lo mismo bella, ceñida a su objeto, en apariencia sin pretensiones pero eficaz. Es notable la precisión con que cita a los teóricos que todos citan (Deleuze, Comolli, Bazin) pero pocos parecen comprender. Ni hermetismo que oculta falta de comprensión, ni embrollos gramaticales que espantan y alejan al lector del texto. Molayoli entiende y facilita la comprensión. No otra es la misión de la crítica, esa rama mustia de la literatura (…).

El cine es una máquina gigante para Gastón Molayoli, como buen Quijote la enfrenta sin temor película a película, no es para él un enemigo sino un maravilloso enigma a descifrar, su victoria no es vencer sino convencer, invirtiendo los términos de la heroica invectiva antifascista de Miguel de Unamunu (“venceréis pero no convenceréis”). Gastón Molayoli es parte de la máquina gigante a la que convoca, y en su camino de comprensión e integración nos incluye a nosotros, sus lectores, que ahora tenemos una herramienta más para mirar de frente al enorme artefacto de los sueños y darle nuestras propias formas”.

Eduardo Rojas