Acabamos de vivir la segunda gran marcha federal en defensa del presupuesto universitario, en favor de la educación pública gratuita, laica, libre y de calidad. Es un modo de resistencia al gobierno nacional, que desfinancia y veta distintas políticas de estado en favor de la cultura.
Dos gestores culturales históricos de la ciudad, ambos, parte de este proyecto comunitario que es editorial Cartografías, los escritores Marcelo Fagiano y Diego Formía reflexionan sobre por qué es importante sostener las ferias del libro de la ciudad. En Río Cuarto hace 20 años se realiza la Feria Juan Filloy, pero, además, cada año desde los últimos 18 está el encuentro federal de poesía Aguante Poesía! Y, desde hace 10 años, se realiza la Feria Federal de Editoriales Independientes (FFEI).
“Las ferias del libro son importantes herramientas de comunicación que se constituyen en espacios de promoción de la lectura, de valorización de la literatura y del conocimiento, de acceso al libro y de formación de lectores y promotores de lectura como vía principal para lograr el desarrollo personal y comunitario”, dice el poeta Marcelo Fagiano, que acaba de publicar Diario de una androide (Cartografías/la yunta).
Para él, la Feria del Libro Juan Filloy que está por empezar, una actividad cultural gratuita en torno a los libros, es “un gran festejo”. “Las presentaciones, lecturas, el encuentro entre autores y público, junto a actividades artísticas paralelas y tangenciales, generan una red de disfrute y saberes que nos nutren como sujetos abiertos a la sorpresa y el descubrimiento. Es un espacio de encuentro que cultiva comunidad y transforma las maneras de ver la sociedad en que vivimos”, dice.
También se reserva un espacio especial para lo que significa el AP! (Aguante Poesía). “Lo poético como protagonista genera una bienvenida alteración de la cotidianeidad. Poetas que susurran o enuncian a viva voz sus textos llenando todos los rincones de corazón y cerebro de palabras encadenadas para el deleite”, expresa Fagiano, quien desde los inicios estuvo en la organización de este festival de poesía que ya se ganó el reconocimiento nacional.
Recuerda Fagiano que, sumado a esto, el Aguante Poesía recorre las escuelas, un espacio para intercambiar sentires con los estudiantes que escuchan atentos, leyendo también sus propias creaciones. “Lo poético como noticia fragmenta, desplaza y vuelve a unir lo imposible para pensarnos otros”, dice.
Se trata de “dos eventos culturales imprescindibles siempre, más ahora, cuando las políticas de gobierno encuentran carroña en donde nosotros anclamos derechos”.
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El gestor cultural y escritor Diego Formía resalta la importancia de sostener estos espacios de ferias como una oportunidad para trabajar de manera colectiva. “Generar estos espacios en común, el trabajo comunitario es sagrado”, dice. Agrega que siempre, y aún más en este contexto de ajuste y ahogo de parte del gobierno nacional, la labor comunitaria para sostener proyectos culturales es “absolutamente necesaria”.
Rescata que en Río Cuarto este tipo de iniciativas, como la Feria del Libro Juan Filloy, la FFEI y el AP! ya son políticas de Estado, algo que resulta imprescindible.
“En estos 20 años de la Feria, los 18 del AP y los 10 años que ya tiene la Feria de Editores nos habla de una discusión, un diálogo permanente entre los distintos espacios que contienen diferentes generaciones de escritores, lectores, editores. Son espacios para que todas esas visiones y concepciones de libro, de la escritura estén en diálogo, se enriquezcan”, reflexiona. Cree que justamente esos espacios colectivos son de complejidad porque allí entran en juego diferentes perspectivas, ideas, proyectos que hacen a la diversidad y enriquecen la cultura. “Es imprescindible el Estado presente junto a agrupaciones independientes aportando sus miradas”.
También rescata Formía lo federal de estas ferias. “La visita de editoriales, de escritores, de proyectos de afuera, de otras ciudades permite mantener una mirada federal y hace al enriquecimiento de lo local: mirar lo de afuera no para copiar, sino para entender qué pasa a nivel nacional y, desde lo local, poder aportar a esos proyectos que vienen”.
Para este gestor cultural, comunicador y poeta -Formía acaba de publicar su obra poética reunida Te deseo un río- sostener de modo ininterrumpido tantos años estas ferias es un símbolo de resistencia. Cree que, justamente, se pueden sostener por esa sinergia entre lo estatal y lo independiente. “Ante estas políticas de destrucción que está llevando a cabo el gobierno nacional, ante tanto maltrato y violencia hacia la cultura y la educación de nuestro país, las ferias del libro son nuestra resistencia”.
Por Verónica Dema